Clown, el camino del creador / roberto ariEL tamburrini

“¡Alzad vuestros corazones,
buenos bailarines, alto, más alto!
¡Y no olvidéis la buena risa!
A vosotros, hermanos míos,
os arrojo esta corona:
la corona de rosas del hombre que ríe.
¡Yo he canonizado la risa,
aprended a reír…!

(Así Habló Zarathustra / Friedrich Nietzsche)


Definitivamente hay, en los caprichos del azar, en aquellas circunstancias no contempladas por nuestra conciencia y ajenas a nuestra voluntad, una sabiduría que supera nuestro entendimiento pero que justifica inevitablemente los hechos, a veces con la distancia temporal de perspectiva que los mismos merecen para su comprensión.
Quisieron estás circunstancias que en mi mención (Expresión Corporal) no se encuentre la materia a la que pertenece esta reflexión, más que como posibilidad de cursarla como una de las dos optativas obligatorias a elección. Después de haber tenido que dejar de cursarla el año anterior por imposibilidades que se acumularon, este misterioso azar quiso que me encuentre teniendo esta experiencia una vez graduado, o para decirlo más claramente, como la finalización de un proceso de aprendizaje enriquecedor y con la elección no obligatoria de transitar por esta cursada.
Y este punto de llegara coincide (azarosa y misteriosamente) con las ideas de Jaques Lecoq en su método pedagógico, cuando afirma que “La Escuela concluye investigando la risa, con los Clowns (…)”(1)
En lo personal, esta materia constituye un desafío importante. Habiendo transitado en teatro la comedia en varias oportunidades, acostumbrado a desdoblarme en personajes diversos y en la mayoría de las veces con espíritu irónico, tener que desnudarme y entregarme a la ingenuidad en la búsqueda de nuestro propio clown me resulta extraño. Es algo que presiento sólo puedo por lo pronto aproximarme en las vivencias teórico-prácticas que se nos propone, pero que dejará una puerta abierta a la búsqueda profunda dentro del género, por lo cual, lejos de vivirlo como una instancia final, ubico este momento como un nuevo comienzo y, tal vez sin exagerar, una bisagra que constituya los albores de mi madurez, no solo en el plano artístico.
Encontrar en un texto respuestas concretas a estas reflexiones, estimula a adentrarse en este camino del creador que el clown constituye:
“EL ‘clown’ propone una búsqueda profunda. No exige traducción ni interpretación de terceros. Se impone, surge, y la vivencia del intérprete es tan intensa que modifica el ‘parecer’ para dejar al ‘ser’ su propia indumentaria, dándole lugar a lo prohibido, a lo escondido durante años por un rostro adulto. El ‘clown’ se construye desde el yo borrado, desde el ingenuo. Un yo que ha quedado marginado y no sabe cómo hacer para mostrarse. Es casi un ser en abandono, encerrado o salvaje que con el juego artístico del ‘clown’ se despabila.”(2)
Es interesante resaltar la paradoja de que, siendo esta búsqueda la de un clown personal, individual, particular, la contención del grupo de mis compañeros (y obviamente la de mis experimentados profesores) ha sido fundamental. Esta sensación de ‘estar todos en la misma’ hace que la predisposición grupal sea de respeto mutuo, de atención cuando nos toca observar lo que otro alumno propone y de apoyo cuando somos nosotros quienes debemos pasar al frente. El clown ‘está siempre comunicando’ nos repite Melina a modo de mantra, lo que implica que los vínculos son, en este género, fuente inevitable para el desarrollo de la faz poética y estética.
“Porque para el clown, la vida, es comunicación.”(3)
La necesidad de una entrega intensa y el compromiso del ser en toda su integridad son características distintivas del trabajo en clase. El estímulo musical de Martín, las consignas de trabajo tanto a modo de ejercitación como de composición, sumadas al vértigo que implica la modalidad intensiva implican deshacer corazas y permitirnos ser permeables, vulnerables, hasta indefensos. La risa, según Nietzsche, constituye el escalón más alto de las potencialidades humanas y podemos concluir que, en consecuencia, ‘hacer reír’ (y mucho más aún desde la ingenuidad y sin obscenidad) se transforma en una tarea elevada que se convierte en sagrada cuando se trata además de un acontecimiento estético.
“En mi curso el objetivo del clown, al salir a escena, consiste en hacer reír al público. Esto le exige una entrega intensa durante su demostración, en la cual no debe perder de vista su finalidad.”(4)
Pero esta función del clown trasciende el escenario. Implica una filosofía, ideales, valores y acciones que conspiran contra la estructura de una sistema insensible y distante frente la naturaleza humana, convirtiéndolo en un ‘anarquista’ que remueve cimientos enmohecidos por la tradición y las imposiciones socio - culturales con intereses mercantilistas.
“No es que tengamos que pensar que la crítica social deba ser un objetivo del clown, pero si es cierto que en muchas ocasiones ha sido así y orgullosos debemos estar por ello.”(5)
Es trabajo final propuesto es una composición de a dúos. Fue sumamente interesante la experiencia de rotar constantemente de compañeros en las distintas consignas. Tanto entre aquellos que ya conocemos por amistad o vivencias anteriores como con los que tenemos la primera oportunidad de compartir una materia. Ester carácter dinámico, horizontal, pone énfasis en el proceso, en la riqueza empírica de atravesar un género tan particular con un compromiso asumido que crece a medida que nos vamos enamorando de ese otro yo puro, genuino, que emerge desde nuestras profundidades.
“Todo lo que tiene es su mundo lúdico.
Y así lo queremos solo y para nosotros. El dúo o trío de Clowns sigue representando una unidad entre ambos, como si fueran una personalidad escindida, y cada uno es inseparable del otro.”(6)
Entonces, la aventura comienza…y habrá que amar para encontrarnos, y también encontrarnos para poder amar.

roberto ariEL tamburrini

[1] Lecoq, Jaques (2004) El cuerpo poético. España. Alba Editorial
[2] Moreira, Cristina (2008) Las múltiples caras del actor. Argentina. Inteatro Editorial
[3] Jara, Jesús El clown. Un navegante de las emociones
[4] Moreira, Cristina (2002) La gracia en el clown
[5] Jara, Jesús El clown. Un navegante de las emociones
[6] Moreira, Cristina (2002) La gracia en el clown



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